¿Cómo me comunico conmigo misma? La primera vez que tuve que conducir un retiro, lo digo humildemente, creo que lo había preparado muy bien. Pero veía de asistentes: a una fiscal, a un arquitecto, a gente mayor con un montón de experiencia.
Entonces, ¿de qué iba a hablar? ¿de lo que yo sabía o de cómo me estaba contando LO que iban a pensar cada uno de los presentes sobre lo que yo dijera? ¿y lo iban a evaluar? Y yo miraba a ver qué caras ponían y cómo se miraban entre ellos.
Eso nos pasa en el día a día: nos pasa en el bus, nos pasa en un curso, nos pasa cuando vamos a comprar.
Nos comunicamos con nosotros mismos a partir del análisis, generalmente automático, que hacemos de lo que nos rodea y, según lo que nos digamos, así lo decimos a los demás.
La comunicación con uno mismo tiene mucho que ver con el tipo de comunicación que establecemos con los demás.
Claro, cuando nos comunicamos, como en el ejemplo que les he puesto antes sobre la primera vez que conduje un retiro, entramos en contacto con nuestro mundo emocional.
- A propósito, entendemos que nadie puede dar lo que no tiene dentro:
- Si yo no tengo serenidad, es difícil que yo dé serenidad;
- Si yo no estoy dispuesto a escuchar, ¿quién me va a escuchar a mí?
- Pues otra de las cosas que nuestros hijos aprenden, que nuestros alumnos aprenden o no aprenden es a ESCUCHAR, a escucharse a ellos mismos y a escuchar a los demás, y entonces interrumpimos ya directamente porque hemos interpretado que lo que nos querían decir, o no decir, nosotros ya lo sabíamos, sin haberles dado tiempo a que nos expliquen.
- Si yo no tengo comprensión, es muy difícil que yo transmita comprensión.
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